jueves, 3 de diciembre de 2015

Quien tenga oidos, que oiga

A simple vista es una mujer como cualquier otra. Algo bajita, con el cabello ondulado atadito en una cola sencilla. Tímida al inicio, trato de hacer contacto visual con ella. Se llama Reyna Cruz , tiene 42 años y tiene tres hijos. Su hija mayor es contadora y trabaja en Granada, casi no la ve, pero no importa, está contenta cuando viene a verla mientras los dos hijos menores todavía van a la escuela cercana a su barrio.

Todo eso me lo cuenta con señas mientras trato de seguirla y entender. La tímidez se ha ido y ahora está esta mujer solo con su alegría de vivir, su entusiamo. Bromea con el interprete que se ha equivocado varias veces y nos dificulta la comunicación. Le digo con señas que lo vamos a despedir y nos vamos a quedar solas hablando, ríe.

El interpreta a veces la deja y habla solo conmigo, ella espera en silencio, y yo pienso que sentirá, que pensará envuelta en ese profundo silencio eterno. Cuando bromea yo rio a carcajadas y me doy cuenta que no puede saber lo fuerte que me rio de su broma, me da ansiedad no poder transmitir mis sentimientos Pero ella es una mujer sumamente lista, me mira, sonrie, hace gestos con sus manos, regaña al interprete por no darme la información correcta, rie de nuevo, la amo.


Esa fue mi media mañana con Reyna Cruz, 42 años, madre de tres, tesorera de la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua, ANSNIC y no quiero decir “sorda” porque ella escucha más que todos nosotros, sabe y siente y vive con la alegría que muchos de nosotros los que tenemos “oídos” no vivimos. 

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