martes, 7 de junio de 2016

¡De plano que somos unos cascarudos!

En las redes anda una discusión, adultos versus jóvenes que me ha parecido un tanto injusta para los chavalos de hoy. Se les acusa de ser apáticos, de ser egocéntricos y de solo pensar en ellos en contraste con los chavalos del ayer, de la época de Somoza que lucharon y brindaron su sangre por su país. Yo me pregunto, ¿quiénes son más responsables? Los chavalos de ahora o nosotros  que dejamos que nos arrebataran el sueño por el que los otros murieron?
Para mí el reclamo no tiene mucho sentido por varias razones.

1.            Los chavalos han crecido oyendo las gestas heroícas, el derramamiento de sangre, las luchas, las dificultades que todos pasamos y ¿para qué? Somos el segundo país más pobre de Latinoamerica, el octavo más corrupto en el mundo. No tenemos empleo, educación, salud o beneficios sociales decentes. Los chavalos que lucharon en el pasado están muertos o viviendo en la completa miseria o se convirtieron en unos degenerados que roban al pueblo, que lo abusan y lo maltratan. Obviamente, algo hicimos mal en el pasado. ¿Estamos seguros que queremos hacerlo de la misma manera?

2.            Cuando los chavalos se han levantado a querer protestar, les hemos dado la espalda. Los acusamos de vagos y demás. Aunque existe una pequeña (pequeñísima)parte de la población que ha levantado la voz para denunciar los abusos que han cometido contra nuestros jóvenes, la verdad es que han estado solos batallando contra sus propios fantasmas. Puede que este ejemplo les aburra pero, ¿se acuerdan de OcupaInss? Ahí hubo ancianos y chavalos. ¿Dónde estabamos nosotros? Los vimos ser golpeados, encarcelados y robados. ¿Los defendimos nosotros? ¿Protestamos? ¿Nos indignamos? ¿Mostramos esa indignación de alguna forma? Nosotros estamos pidiéndole a los chavalos lo que nosotros mismos no hacemos ni damos: solidaridad, apoyo, conciencia social y rebeldía ante la injusticia. Para citar algunos ejemplos, ¿cuántos de nosotros estuvo al lado de los campesinos que protestaron por el canal? ¿Cuántos de nosotros está apoyando a Yelka Ramirez? ¿Y que tal a nuestros hermanos miskitos ante la crueldad de los colonos? Cuando digo nosotros, no solo me refiero a un post en Facebook condenando los hechos, ni a una caricatura, o a un artículo en el periodico. Me refiero a marchas, protestas, asonadas de algún tipo, me refiero a nosotros como sociedad. ¿No, verdad? Entonces por qué se lo pedimos a los muchachos? ¿Si nosotros no hemos dado el ejemplo? Si hay alguien a quien reclamarle la apatía y la falta de compromiso social, es a nosotros mismos.

3.            Por eso mismo, porque nuestra generación (me pierdo con esos nombres de generaciones, generación X es que somos?) ha fallado en preservar sus derechos, en luchar por un país mejor es que nuestros chavalos andan por ahí, sin oportunidades de estudio, de un empleo digno, de oportunidades de que su voz sea escuchada y que tenga valor y peso. Ni siquiera nosotros mismos estamos dispuestos a escucharlos.


4.            Cada generación hace sus cosas a su manera, si no, no se distinguiría entre una y la otra, ¿o si? Los tiempos cambian, las formas de ver e interpretar las cosas también. Nosotros la encabamos, esperemos a ver que pasa con ellos y con sus formas de hacer las cosas. Pero si la encaban, recuerden, nosotros la encabamos primero.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Quien tenga oidos, que oiga

A simple vista es una mujer como cualquier otra. Algo bajita, con el cabello ondulado atadito en una cola sencilla. Tímida al inicio, trato de hacer contacto visual con ella. Se llama Reyna Cruz , tiene 42 años y tiene tres hijos. Su hija mayor es contadora y trabaja en Granada, casi no la ve, pero no importa, está contenta cuando viene a verla mientras los dos hijos menores todavía van a la escuela cercana a su barrio.

Todo eso me lo cuenta con señas mientras trato de seguirla y entender. La tímidez se ha ido y ahora está esta mujer solo con su alegría de vivir, su entusiamo. Bromea con el interprete que se ha equivocado varias veces y nos dificulta la comunicación. Le digo con señas que lo vamos a despedir y nos vamos a quedar solas hablando, ríe.

El interpreta a veces la deja y habla solo conmigo, ella espera en silencio, y yo pienso que sentirá, que pensará envuelta en ese profundo silencio eterno. Cuando bromea yo rio a carcajadas y me doy cuenta que no puede saber lo fuerte que me rio de su broma, me da ansiedad no poder transmitir mis sentimientos Pero ella es una mujer sumamente lista, me mira, sonrie, hace gestos con sus manos, regaña al interprete por no darme la información correcta, rie de nuevo, la amo.


Esa fue mi media mañana con Reyna Cruz, 42 años, madre de tres, tesorera de la Asociación Nacional de Sordos de Nicaragua, ANSNIC y no quiero decir “sorda” porque ella escucha más que todos nosotros, sabe y siente y vive con la alegría que muchos de nosotros los que tenemos “oídos” no vivimos. 

sábado, 19 de julio de 2014

Mi 35/19

Es 19 de Julio del año 2014. Se conmemora el 35 aniversario de la caída de la dinastía de los Somoza. Dinastía de sangre, de muerte, de dolor. Las memorias se agolpan en mi cabeza, a pesar de tener en ese entonces unos pocos años de edad.

Todo tenِía sentido en mi pequeño cerebro. El grito de  PATRIA LIBRE O MORIR no lo discutía. Mejor muertos que oprimidos. El pueblo no podia vivir en constante terror. Ese terror del cual fui testigo cada vez que aparecía la guardia. La gente se avisaba los unos a los otros, un pánico inmovilizante te atrapaba al ver pasar los becats con los soldados siempre con rifles en alto, rifles que no dudarían en usar y eso lo sabíamos todos.




Aprendí a quedarme callada y a contener la respiración cada vez que un guardia detenía el vehِiculo familiar en que viajabamos. Mi madre siempre nos decía “la guardia” y mi padre cambiaba de color. Al acercarse el soldado, mi padre sonreía, nunca supe como lograba hacerlo. Cuenta mi madre que en la cajuela del carro habia volantes del FSLN. Mi padre aprovechaba su puesto como fotografo y jefe de fotomecánica del diario LA PRENSA y sacaba poco a poco los volantes que repartía a discreción. Recuerdo haber visto uno con la foto de Pedro Joaquin Chamorro y la frase “Nicaragua volverá a ser república”. Mi madre sufría terriblemente con eso. Qué nos pasaría si alguna vez nos llegaban a encontrar tales afiches?

Viví la incertidumbre de la insurrección, el temor de no saber si te iba a caer un rocket en la cabeza o si en una de las barridas de la guardia te irías vos también. La guardia llegaba a tu casa, golpeaba la puerta con la culata del rifle y te obligaba a quitar las barricadas que la guerrilla había levantado. Los guerrilleros volvían al día siguiente y volvían a poner las barricadas y así pasabamos los días, sin luz, sin agua, sin comida y escuchando las bombas y balas a lo lejos. Calculabamos la distancia de las explosiones para saber si ya venían cerca. Tuve suerte de vivir en un lugar donde hubo poca actividad bélica y no vi muertos en las calles.

Mi corta edad no me permitió guardar recuerdos de forma más ordenada y con más lógica pero si recuerdo ese día, el gran día cuando Somoza finalmente huyó del país. Lo supimos porque la guardia entró como loca a las casas pidiendo zapatos y ropa de civil para cambiarse y que los guerrilleros no los reconocieran. Habíamos logrado sintonizar una radio que confirmaba que el dictador se había marchado en un avión privado. Mi próximo recuerdo es en la plaza recibiendo a los guerrilleros. Una felicidad inmensa me inundaba. Ya no había guerra, ya no había dictador, eramos un país libre y de ahí en adelante solo nos preocuparíamos por ser un país mejor.

En mis recuerdos salteados,me encuentro de regreso en el colegio,el Experimental México. Ahora me tocaba enfrentarme a otra realidad. Uno de los patios había sido utilizado para fosas comunes donde habían enterrado cienes y cienes de muertos en la insurrección. Bello Horizonte y los sectores aledaños habían sido bombardeados y el colegio era el único lugar donde podían enterrarlos en la prisa para que no hubiera alguna epidemia. De pie ante las tumbas, alguien nos explicó lo que era una fosa común. En el aula de clase, las historias de terror de mis compañeros que habían vivido tiroteos y bombardeos. Mi mente infantil asimiló todo, guardandolo como una promesa y compromiso de hacer lo posible para hacer un país mejor.

Vino la campaña de alfabetización. Era mi deseo poder enseñar a leer a los que no podían.
“y también enseñenles a leer…” resonaba en mi mente como un eco  sonoro y fuerte.
Mi esposo si tenía edad para alfabetizar y así lo hizo. En el bus, al fondo delante de el de sombrero, rumbo a Zelaya Central. 

Por supuesto que debido a mi corta edad era imposible. Tuve que conformarme con los cursos comunales para niños mientras las escuelas estuvieran cerradas por la campaña. Pero todo era bonito. Nos daban una especie de cajeta que no tenía buen sabor pero eramos los mimados de la revolución y esos dulces tenían hierro y vitaminas que nos harían sanos y fuertes mientras todo era alegría en el campamento, cantando canciones para niños y aprendiendo manualidades. Al volver al colegio era casi predecible que me alistaría en la Asociación de Niños Sandinistas. Usaba mi pañueleta roja y negra al cuello con mucho orgullo. Me consideraba una revolucionaria irremediable, llena de fervor y de compromiso hacia mi país.

Entonces vino “la contra”. Lógico, la guardia no podia dejarnos en paz. De repente también teníamos un bloqueo economico. Empezamos a no tener comida, o a comer racionado o a comer comida de unas latitas con letras rusas. Mi madre trataba de descifrar su contenido antes de abrir las latas. Recuerdo su cara de miedo al abrir cada una porque no teníamos ni idea de lo que nos comeríamos. Pero eso no importaba, eramos un pueblo libre, con dignidad, un pueblo admirable, que resistía guerra , muerte y hambre a cambio de su libertad.

La compañera Rosario bajando de un avión con el presidente Daniel Ortega. Mi madre y yo sentadas frente al televisor viendo las noticias de la tarde. La compañera lucía un corte varonil con una bufanda de seda y una sonrisa radiante. Según el comentario del locutor, los mandatarios regresaban de una gira en Europa y el ultimo país había sido Francia. Mi madre estupefacta comentaba que cómo se le ocurría a la señora hacerse ese corte, que eso era para las francesas de rostro fino y perfilado. Para esa época tal vez yo había llegado a los once años pero fue la primera vez que mi pensamiento crítico me tomó por sorpresa. “Esperen, me dije. Cómo así que gira por Europa, Francia, bufanda de seda, corte a la moda? No es que estamos en guerra, en escasez, en bloqueo económico? Esa vez, fue la primera vez que me di cuenta que algo no encajaba entre el discurso revolucionario y la realidad.

Poco a poco, a medida que fui creciendo, me di cuenta, sin que nadie me dijera, que nuestros muchachos eran llevados a la fuerza a una guerra sin sentido, que mis compañeros de clase, vecinos y amigos de la iglesia volvían en bolsas de plástico hechos pedazos por minas o bombas enemigas mientras los que los mandaban viv ían en opulencia y en directa contradicción a los ideales que decían defender. Perdí mi inocencia, no sé cómo ni cuándo. Tal vez fue cuando comprendí que los nueve comandantes y sus allegados no comían de las latitas rusas, ni cocinaban con manteca de tiburón, ni hacían fila para comprar alimentos, ni tenían que medir con mucho cuidado la tacita de arroz para que alcanzara hasta el fin de mes. Tal vez fue cuando me di cuenta que los otrora guerrilleros vivían en una inmoral riqueza, llenos de lujos y comodidades mientras el pueblo lloraba a sus hijos. O quizás, solo quizás, fue cuando cuando nos avisaron que nuestro compañero de colegio, un chavalo buena gente, pacifico y algo tímido había volado en pedazos y que no habían podido recuperar su cuerpo, así que solo podríamos ir a una misa en su honor mientras los señores del gobierno hacían giras a Europa… tal vez… solo tal vez.


viernes, 20 de junio de 2014

No, no lo olvido

Los días 22 de cada mes los jóvenes que fueron víctimas del abuso de un grupo de personas afines al gobierno protestan en las redes sociales con el hashtag #J22NoSeOlvida. Muchas otras personas hacen comentarios negativos por la protesta. Uno de los comentarios más comunes de leer es que los jóvenes lo deberían superar (por querer decir olvidar) y finalmente cerrar el capítulo.

No puedo describir los niveles de indignación que estos comentarios me provocan. Cuando no has sido vapuleado, amenazado y perseguido por hordas sin sentimientos ni conciencia, es fácil pedir que se olvide. Vamos a olvidar el robo de las cosas materiales (aunque no se debería tampoco) y a enfocarnos en el robo de la dignidad, del derecho a protestar pacíficamente. Vamos a enfocarnos en el abuso, en la cobardía del ataque, en el hecho que los muchachos estaban ahí apoyando una causa que a sus ojos era justa, válida y necesaria, que no tenían armas, que estaban desprevenidos, que nunca la vieron venir, que hasta en el último minuto confiaron que la Policía Nacional iba a defenderlos y que bajo esta premisa nuestros jóvenes fueron traicionados. Si, traicionados. Traicionados por su propia gente, porque entre conciudadanos, así como entre la familia nos deberíamos de proteger y ayudar los unos a  los otros.

Llevaba días sin poder dormir, seguía de cerca lo que pasaba en el campamento de OcupaInss. A través de las redes estuve presente en el concierto, escuché la música, y reí con los chavalos bailando la Macarena. 

Entre las  4:30 y 5:00 a.m. de ese día empecé a leer los primeros mensajes.

“Por favor, vengan a ayudarnos”

“Llamamos a los bomberos y nos dijeron que no podían venir”

“Hay heridos, necesitamos que nos vengan a traer”

Al principio no comprendía lo que estaba sucediendo hasta que alguien subió una foto de un muchacho ensangrentado. Entonces mi corazón se partió. Poco a poco más y más mensajes y fotos me hicieron entender lo que había pasado. A las cinco de la mañana le dije a mi esposo:

“apalearon a los chavalos, hay heridos y ni los bomberos quieren ir a ayudarles”

No sabía qué hacer, a quién llamar, ni cómo ayudar. Tuve que alistarme para ir al trabajo pero mi corazón estaba allá con ellos, mientras un sentimiento de impotencia se apoderaba de mí. Luego supe a ciencia cierta lo que había sucedido y que yo no hubiera podido hacer nada…ese sentimiento de impotencia que te consume, que te hace sentir miserable por completo.

Pienso, que ninguno de los que sabemos que el ataque fue real debería olvidarlo. Olvidarlo significaría que está bien, que como dicen los que defienden lo sucedido, no debieron estar ahí, como diciendo que se lo merecían. No, señores. Al igual que la vestimenta de una mujer no da derecho para ser irrespetada ni mucho menos violada, tampoco manifestarse, protestar da derecho a golpizas y robos.

¿Vivimos en una sociedad libre si o no? ¿Se derramó tanta sangre en la lucha contra el dictador Somoza para vivir en una libertad a medias, a conveniencia del grupo en el poder? ¿Vivimos todo lo que vivimos para ser callados a garrotazos, bajo amenazas e intimidaciones? Por supuesto que no.  Se luchó por una Nicaragua libre, donde cada quien respete la ideología del otro. Se luchó para tener un país y un gobierno al cual yo le pueda demandar sin temor a ser visto de mala manera o puesto en listas negras, para tener un gobierno que no me  haga sentir miedo a que me manden hordas robóticas si me atrevo a decir algo que no les  parece. Creo que por eso lucharon los héroes y mártires de la revolución. Ellos tenían en mente una Nicaragua plena donde la principal preocupación sería batallar contra la pobreza, donde juntos nos encaminaríamos a luchar por heredar una patria mejor a nuestros hijos.

 Ahora, con los hechos que están ocurriendo en Venezuela, mi temor crece. Veo los motorizados aparecer en cada protesta (Maduro style), sea en contra del sistema de TUC o de apoyo a un grupo de ciudadanos de otro país. No importa lo que sea, si no es una manifestación en pro del gobierno, seré perseguida y reprimida. ¿Será que si los nicaragüenses insistimos en salir a la calle, nos metan tiros en la cabeza, nos manden tanquetas y nos disparen hacia dentro de las casas de familia, también?  No quiero pensar que podemos vivir algo así, no después de la lucha en contra de Somoza, no después de una revolución del pueblo, no después tanta sangre derramada en una guerra civil.  


Entonces, no me pidan superar el 22 de junio del 2013 porque no puedo superar que mi gente se ataque entre ellos mismos, que mi gobierno y mi policía no me defienda y que piense que merezco ser vapuleado porque pienso diferente, porque me atreví a pedir una pensión reducida para un grupo de ancianos y sobre todo, no puedo superar, ni nunca superaré que se tiña con sangre de hermanos el glorioso pendón bicolor de mi Nicaragua, ninguno de nosotros debería superarlo. 

domingo, 4 de mayo de 2014

Érase una vez un pedófilo

Érase una vez un pedófilo, que vivía feliz entre niños, contando con la confianza de todos los adultos...

Recientemente se descubrió que un profesor de un conocido colegio en Managua era un pedófilo de larga trayectoria. El hecho creó estupor y muchas críticas hacia las autoridades de dicho colegio y con justa razón. Sin embargo, hay tantas preguntas en mi mente respecto al tema.
Una de ellas es cómo es el proceso de adquisición de permiso de trabajo en Nicaragua. Me pregunto qué investigaciones hace Migración y Extranjería cuando un extranjero solicita trabajar en el país. Si a la persona encargada en una empresa o compañía por una razón u otra, se le escapan ciertos procedimientos investigativos, ¿podemos confiar que al menos las entidades gubernamentales harán su trabajo y no darán permiso de trabajo a personas fichadas por el FBI?
Otra pregunta es cómo una persona puede engañar a tantas otras personas y hacerles creer que son lo mejor del universo. Lo he visto varias veces. Lo peor de todo es que si alguien cuestiona a dicha persona, todos los demás reaccionan de mala manera, como si se tratara de una blasfemia, ni siquiera lo consideran, es increíble que las personas se cieguen de esa manera.
Tenemos que recordar que:
1.       No importa cuán exitosa, carismática, o emprendedora sea una persona, siempre, siempre, se debe investigar quién es, sus orígenes y sus antecedentes hasta 40 años atrás.
2.       El que ejerza una profesión noble, no hace noble a la persona.
3.       No hay que confiarse, todos somos algún tipo de criminal en potencia. Es pesimista, lo sé pero en lo que respecta a los niños  sus seguridad, es mejor tenerlo presente siempre.

Recordando estas verdades de la vida, debemos también tomar en cuenta que no sólo hay pedófilos entre los extranjeros. Podemos tener uno dentro de nuestro círculo de amistades, vecinos y si, dentro de nuestra familia por lo que debemos estar siempre alerta e instruir a nuestros niños para que no sean víctimas de ellos.  Según lo que he leído, los pedófilos y pederastas no sienten ningún tipo de remordimiento, creen que es algo normal y natural, solo que la sociedad no lo comprende. Son muy inteligentes por lo que descubrirlos no es tan fácil y muchos de ellos pueden ser muy carismáticos y agradar a las personas sin levantar la más mínima sospecha. Bueno, tal  vez porque nosotros no queremos sospechar, pero si ponemos atención, es posible que miremos algunos indicios. Por ejemplo, personas que buscan siempre como quedarse a solas con los niños, extremadamente cariñosos con ellos, que se ganan la confianza rápidamente y manipulan sentimientos y emociones.

Estadísticamente, hay más pedófilos varones que mujeres, pero cualquiera puede serlo. En marzo del 2014 se descubrió un pediatra pedófilo que usaba su profesión y relación de confianza con sus pacientes para invitarlos a su casa a jugar video juegos y estar en la piscina. ¿Quién sospecha de un pediatra? Como ven, los adultos debemos estar atentos y no solamente educar a nuestra niñez en el tema, sino que también debemos reducir al mínimo las oportunidades y situaciones en que estas personas puedan actuar. 

viernes, 18 de abril de 2014

El tú, el vos y yo

-¿Puedo tratarte de tú?

-“Como quieras”

¡Pfftt! 
El grandioso Quino siempre usó el voseo con su genial Mafalda.



Soy una persona complicada. Hay muchas cosas que no me parecen, otras que no entiendo y ciertamente hay cientos de cosas en las que difiero en opinión con una persona promedio. Trato de respetar las individualidades de cada quien, la forma de pensar y cómo mucha gente ve ciertos asuntos. Sin embargo, hay algo en lo que nunca podré ceder, por muy flexible que yo intente ser, el uso del tú en las conversaciones diarias.

En los tiempos modernos, tenemos la oportunidad de compartir más, de intercambiar cultura, vocabulario, de enriquecernos de tantas maneras. Así, muchas veces he interactuado con personas de otros países quienes me han preguntado inmediatamente si soy argentina en cuanto me leen un “vos”.  Debo confesar que la pregunta me indigna. Irremediablemente, mi receptor tendrá que leer  mi vasta explicación, que los nicaragüenses usamos el vos, que muchos usan el tú y que yo no entiendo por qué etc. etc.

La historia del voseo es un poco complicada. Inicialmente se usaba como trato reverencial mientras que el tuteo era para el trato entre familia solamente. Por asuntos sociales y políticos, el vos se empezó a usar entre iguales, creando la necesidad de una nueva manera de tratamiento. Así surgió el “vuestra merced” que luego evolucionó a “usted” y el tú volvió a recuperar su uso para personas con las que se tiene más confianza. Poco a poco, España fue adoptando el uso del tú y las provincias más cercanas a ella, más ricas, lo fueron adaptando también. Las provincias más pobres y más alejadas de España mantuvieron el voseo.  Por lo tanto, que usemos el vos no es casual ni caprichoso. Ese uso responde a nuestra historia, a nuestra cultura, a una parte importante del desarrollo y evolución lingüística de nuestro país, por lo que me parece altamente negativo que algunas personas lo sustituyan con el tú.  
Esa sustitución me parece negativa no solamente por la historia social y lingüística del país, sino por las connotaciones psicológicas, sociales y de identidad que para mí tienen que ver en la sustitución. Para mí, todo aquel que sustituye el vos por el tú lo hace porque le parece que vosear es inferior y tutear es superior. 

Pensar esto no es sólo una aberración sociolingüística porque no hay lenguajes o variantes del lenguaje superiores o inferiores, sino que es una negación y falta de aceptación a tu propia cultura e identidad como país. El lenguaje, sus giros, variantes, pronunciación, acentos y demás es uno de los factores más importantes a la hora de identificar un país. Me pregunto, ¿por qué sentimos la necesidad de cambiar la forma tradicional de tratamiento? ¿Qué nos hace pensar que es mejor tratar de tú que de vos? ¿Acaso pensamos que si tratamos de vos nos ponemos a nosotros mismos como inferiores? De ser así, es preocupante. Nosotros debemos de saber que la forma de hablar nuestra nada tiene que ver con ser inferiores o superiores. Debemos sentirnos orgullosos de nuestros giros lingüísticos y de nuestra habla. Si queremos igualarnos a otros países, debemos de trabajar duro para traer progreso social y económico. Ésa debería ser siempre nuestra preocupación.


Hace poco ingresé a un foro literario internacional. Mis cuentos y relatos usan el voseo. Uno de mis compañeros de foro me ha sugerido cambiarlo a un español más neutral y dejar de usar el vos. Yo he mantenido mi posición, sin descartar la posibilidad de cambiarlos usando el tú, si es estrictamente necesario. Sin embargo, otros compañeros en el foro me apoyan y me alientan a seguir con el voseo en mis escritos como una característica muy propia del habla de la región y específicamente de mi país. No me gusta ni tomo orgullo en ser inflexible, pero en este asunto, me siento contenta que se reconozca que si así es como los nicaragüenses hablamos, no tiene nada de malo que se escriba, se use y se dé a conocer el voseo en todas las formas de comunicación.

Muchachos del siglo XXI, el vos, el voseo, no sé, piénsenlo.

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¿Querés leer más del voseo? Te recomiendo los siguientes artículos: 




http://es.wikipedia.org/wiki/Voseo

También en la música se escucha bonito ese vos. Juanes, acá: Si me enamoro sea de VOS...


¡FIN!


domingo, 13 de abril de 2014

Toda buena madre es una mala suegra.


Mi hijo estaba muy pequeño. Jugaba a mis pies con otro niño y unos carritos, mientras yo leía y los observaba. De pronto, el otro niño hizo o dijo algo que hizo que mi hijo se sintiera  ofendido. Puse mi libro a un lado para ver la reacción de mi hijo. Lo quedó viendo por unos segundos, podía ver su indignación en su pequeño rostro. Con un tono sereno pero firme le dijo:
¿Sabés qué?  ¡Sos.. sos.. sos una suegra! (Si, si, el OgroFeliz ... desde chiquito...)
El niño lo miró perplejo. No supo responder. No recuerdo bien en que quedó el capítulo pero creo que el niño se fue.
Cuando estuve a solas con mi hijo, le pregunté si sabía el significado de “SUEGRA”. Claro, me dijo, es una persona muy mala. Me puse a reír. “No, hijo, una suegra es la mamá de tu esposa o de tu esposo” le aclaré. “Por ejemplo, tu abuelita XX es mi suegra”, concluí.  No es posible, exclamó. Mi abuelita no puede ser una suegra. Me tomó un tiempo convencerlo que ser una suegra no era nada malo. No sé si lo lo he convencido.
Pues, se me ha llegado la hora de ser suegra lo cual me ha hecho meditar en todas las imágenes, adjetivos, metáforas y demás expresiones hermosas que se utilizan para describirlas. Y yo, sólo puedo pensar: 
“Soy una buena suegra. No me entrometo en los asuntos de la pareja. No tienen que venir a verme para las fiestas, no tienen que traerme regalos para mi cumpleaños o para navidad. Ni siquiera tienen que llamarme.
Eso sí, al que le haga algo a los tesoros de mi corazón, le arranco los ojos.”
A mucha gente le dará risa. Otros reaccionarán espantados. Pero me preguntó, ¿qué madre que quiera a sus hijos no reaccionaría igual? Es decir, si hacen sufrir de alguna manera a los hijos, si les rompen el corazón, si no los cuidan como lo merecen, si son ásperos con ellos,  por supuesto que las madres no van a estar contentas. ¿O qué piensan? ¿Qué vamos a ver que no los traten bien, como nosotras pensamos que deberían y vamos a ser felices?  ¿Qué los vamos a querer mucho, mucho? ¡Jaja!

Por eso digo acá, damas y caballeros, si una madre ama a su hijo/a y le importa, mirará con recelo, desconfianza y cierto temor a quienes ellos les depositen su amor. Hasta que no se pruebe lo contrario, sos un rompe corazones en potencia y por supuesto, toda madre va a estar ahí, vigilando, observando y  cuidando porque recuerden, toda suegra es suegra, porque es la madre de alguien.

                                                           DISCLAIMER
 Mi suegra no se mete conmigo, no me ha dado ni una sola batalla en 26 años de casada. Y pues, básicamente nos llevamos bien.
Tampoco es el presente escrito ningún tipo de amenaza hacia nueras o yernos presentes o futuros. Es mi opinión general hacia lo que es ser suegra.
Tampoco quiero decir que hay que ser malas. El título dice "mala suegra" no "suegra mala" lo que quiere decir que es mala siendo suegra ;) Si sos buena madre vas a dejar a tus hijos ser felices. :D


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