domingo, 4 de mayo de 2014

Érase una vez un pedófilo

Érase una vez un pedófilo, que vivía feliz entre niños, contando con la confianza de todos los adultos...

Recientemente se descubrió que un profesor de un conocido colegio en Managua era un pedófilo de larga trayectoria. El hecho creó estupor y muchas críticas hacia las autoridades de dicho colegio y con justa razón. Sin embargo, hay tantas preguntas en mi mente respecto al tema.
Una de ellas es cómo es el proceso de adquisición de permiso de trabajo en Nicaragua. Me pregunto qué investigaciones hace Migración y Extranjería cuando un extranjero solicita trabajar en el país. Si a la persona encargada en una empresa o compañía por una razón u otra, se le escapan ciertos procedimientos investigativos, ¿podemos confiar que al menos las entidades gubernamentales harán su trabajo y no darán permiso de trabajo a personas fichadas por el FBI?
Otra pregunta es cómo una persona puede engañar a tantas otras personas y hacerles creer que son lo mejor del universo. Lo he visto varias veces. Lo peor de todo es que si alguien cuestiona a dicha persona, todos los demás reaccionan de mala manera, como si se tratara de una blasfemia, ni siquiera lo consideran, es increíble que las personas se cieguen de esa manera.
Tenemos que recordar que:
1.       No importa cuán exitosa, carismática, o emprendedora sea una persona, siempre, siempre, se debe investigar quién es, sus orígenes y sus antecedentes hasta 40 años atrás.
2.       El que ejerza una profesión noble, no hace noble a la persona.
3.       No hay que confiarse, todos somos algún tipo de criminal en potencia. Es pesimista, lo sé pero en lo que respecta a los niños  sus seguridad, es mejor tenerlo presente siempre.

Recordando estas verdades de la vida, debemos también tomar en cuenta que no sólo hay pedófilos entre los extranjeros. Podemos tener uno dentro de nuestro círculo de amistades, vecinos y si, dentro de nuestra familia por lo que debemos estar siempre alerta e instruir a nuestros niños para que no sean víctimas de ellos.  Según lo que he leído, los pedófilos y pederastas no sienten ningún tipo de remordimiento, creen que es algo normal y natural, solo que la sociedad no lo comprende. Son muy inteligentes por lo que descubrirlos no es tan fácil y muchos de ellos pueden ser muy carismáticos y agradar a las personas sin levantar la más mínima sospecha. Bueno, tal  vez porque nosotros no queremos sospechar, pero si ponemos atención, es posible que miremos algunos indicios. Por ejemplo, personas que buscan siempre como quedarse a solas con los niños, extremadamente cariñosos con ellos, que se ganan la confianza rápidamente y manipulan sentimientos y emociones.

Estadísticamente, hay más pedófilos varones que mujeres, pero cualquiera puede serlo. En marzo del 2014 se descubrió un pediatra pedófilo que usaba su profesión y relación de confianza con sus pacientes para invitarlos a su casa a jugar video juegos y estar en la piscina. ¿Quién sospecha de un pediatra? Como ven, los adultos debemos estar atentos y no solamente educar a nuestra niñez en el tema, sino que también debemos reducir al mínimo las oportunidades y situaciones en que estas personas puedan actuar. 

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