No es necesario describir lo
terrible que fue para mí saber que no podría caminar por casi dos meses.
Acostumbrada a ir y venir todo el día, a tener una vida muy activa, estar
encerrada en casa era simplemente desastroso.
Por asuntos de que en este país
algunas gestiones tienen que realizarse de manera personal y como no podía
paralizar mi vida totalmente, alquilé una silla de ruedas para poder
movilizarme los días que tuviera que realizar dichas gestiones. Ahí fue donde me percaté de lo terriblemente inconsciente
que es la ciudad, por no decir el país, con las personas discapacitadas. Debo
confesar con mucha vergüenza, que nunca lo pensé antes. Tuve que estar en esa
situación para entenderlo.
Se celebra cada 3 de diciembre. |
Comenzaré con el transporte
público. No tengo ni la más mínima idea
como una persona que anda en silla de ruedas usaría los buses en este país. Simplemente,
no hay condiciones.
¿Qué pasa si esta
persona no tiene un vehículo que lo transporte? ¿Si no tiene dinero para pagar
el taxi? Ahora si noto a las personas empujando sus sillas de ruedas en media
calle, con el sol o con la lluvia inclemente…. Me pregunto cuánta distancia recorrerán
a punta de brazos…
Llego al banco. Irónicamente, a pesar
de tener un rótulo del cual se interpreta que las personas en silla de ruedas
tienen prioridad, no hay rampas para tales sillas. El espacio es ridículamente
pequeño y no hay forma que una silla de ruedas pueda pasar entre tantas filas,
la caja destinada para estas situaciones es siempre la última, se tiene que
pasar todo el banco para llegar a ellas.
Recorro la ciudad en carro. A
cada lugar que llego veo la posibilidad de entrar con la silla de ruedas. Muy
pocos lugares tienen rampas o entradas accesibles. Muchas veces, donde hay
rampas, éstas son tan pequeñas que se requiere de mucha destreza para hacer
pasar las ruedas completas y no caer con todo y silla. Me siento frustrada. Tengo todas mis
capacidades mentales, puedo hacer trabajo académico, aun puedo enseñar, puedo
escribir en mi computadora, puedo usar la tecnología para dar mis clases, pero
no puedo acceder al aula por mi cuenta porque las condiciones no me lo
permiten. Pienso ¿y si me pasara algo y tuviera que quedarme en una silla toda
la vida? ¿Cuántas personas habrá en nuestro país que pudieran ser
extremadamente productivas pero no lo son porque las instituciones, la ciudad
entera no está preparada, no se diseña, ni se construye, ni se piensa en este
tipo de personas. ¡Cuánto nos hace falta para el verdadero progreso! Cuanto nos
hace falta para ser una sociedad inclusiva, integradora y que piense en proveer
a todos sus ciudadanos las mismas oportunidades, especialmente a los
discapacitados, los que están en sillas de ruedas, no videntes, sordos y demás… y si, tuve que fracturarme el tobillo
para meditar respecto a ello…. Shame on me!
Yo no lo había pensado hasta que recientemente tuve que empujar el carrito de la bebe... Sí, me hizo pensar "one moment please! y cómo le hacen los que andan en silla de rueda? WTF con este país!".
ResponderEliminarAsi es, Pavel.. estamos necesitamos pensar un poco más en los demás! Gracias por comentar!
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